Hace unas horas empecé a escribir un post, cargado de negatividad e ironías, uno de esos de brillante inspiración que si lees detenidamente puedes ver mi alma al desnudo.
Hacia dos meses que no publicaba nada, no me parecía bien que después de tanto tiempo sin decir nada terminara publicando algo que dista tanto de mi, solo porque he tenido una mala semana. Así que cerré mi portátil, me fume un cigarro y decidí volver a empezar.
Sera entonces verdad aquello de lo que tanto he presumido este ultimo año y finalmente he madurado. Parece ser si, finalmente aprendí a digerir distintas situaciones y sentimientos que sin perder el norte.
Durante muchos años no he sabido controlar, ni gestionar, correctamente mis sentimientos, cuando algo fallaba, todo en cadena iba mal. Me excusaba diciendo que no lo podía controlar, sinceramente tampoco era una excusa, era una realidad. Jamás me había propuesto realmente controlarlo.
Pero un día hace aproximadamente un año que no podía levantarme de la cama, me dí cuenta que había tocado fondo y aquello no podía volver a pasar. El detonante de aquella espiral de negatividad había sido una tontería pero terminó paralizado mi vida, como muchas otras veces había pasado ya.
Entonces empecé a cambiar la manera de hacer las cosas, deje de preguntarme por que y comencé a preguntarme que es lo que me pasaba. Voy a explicarme mejor, ante un disgusto deje de preguntarme porque me había pasado eso a mi y empecé a preguntarme realmente cual era mi sentimiento. No es lo mismo sentir rabia que impotencia, ni sentirte triste que decepcionada.
Una vez había aprendes a identificar el dolor tienes más herramientas para neutralizarlo. Es como cuando te duele la cabeza no te vas a poner venda en ella, te tomas ibuprofeno y este al rato desparece, pero si te pones una venda en la cabeza, esta te seguirá doliendo y la presión de la venda terminara por resultarte incomoda. De la misma manera que si tienes la gripe no puedes tomar nada, tienes que esperar a que el virus complete su ciclo y guardar cama.
De todo al final se aprende de lo que lees, de lo que ves y de lo que a ti te pasa, claro que es mucho mejor aprender en los dos primeros casos pero es en este ultimo en el que la lección queda asimilada con sobresaliente.
Releyendo mis palabras me doy cuenta del tono serio que han tomado, lejos de la realidad que yo pretendo expresar, supongo que me expreso en tono sosegado y reflexivo que es como me siento ahora mismo. Producto único y exclusivo de haberme dedicado un fin de semana exclusivo para mi. Hacia tiempo que no me lo dedicaba y no me escuchaba tan detenidamente, me echaba de menos. Me molesta que haya tenido que tomármelo después de una mala semana, puede que esa sea la única manera que tenga actualmente de ponerme freno. Yo suelo ir acelerada, pendiente de cuarenta cosas a la vez y este fin de semana me he recluido en casa, solo he hecho aquello que me apetecía, que ha sido nada.
Así que tengo tres lavadoras por poner, platos que fregar en la cocina y dos dedos de polvo mueble del comedor. Lo mejor de todo es que no me preocupa nada. Se que lo voy a hacer todo hoy, no porque sea mi obligación, solo porque me gusta ver las cosas recogidas.
Cuando las tareas las realizas porque es tu obligación se vuelven pesadas y las haces de cualquier manera, la diferencia esta en hacerlas pensando lo que ellas te aportan, ver mi casa ordenada me transmite tranquilidad, como también me la transmite el olor a sabanas limpias.
Creo que toda mi vida ha estado cargada de obligaciones y tareas pendientes. Todo parece empezar desde la tierna infancia ya tienes que empezar recogiendo los juguetes, sigues en el colegio sus deberes, exámenes y demás mierda, hasta que un día te pones a trabajar, te independizas y solo pagas facturas.
Puedes ver el aspecto negativo a todo esto, solo vivo para trabajar y pagar facturas, el caso es que yo lo miro desde otro ángulo. Trabajo para poder vivir, pago las facturas de aquellas cosas que me hacen que mi vida sea más cómoda. Tampoco ahorro un duro, faltaría más, yo me lo gano, yo me lo gasto, lo que me queda claro.
Puede que me este volviendo demasiado pasota y me haya montado la vida a mi manera, no es la primera vez que oigo "Sonia, de mayor quiero ser como tu", tampoco lo recomiendo y la verdad me asusta que la gente me diga eso y más si son mayores de cincuenta.
Es lo que me faltaba a este fin de semana, mi fin semana, publicar después de dos meses, no he contado nada trascendental, como siempre me expongo pero nadie se imagina lo que me libera eso.
De nuevo entrando en el tema de las obligaciones, estos ultimos tiempos me obligue solo a publicar algo que realmente valiese la pena, cosa que dista mucho de la idea por la cual inicie este blog, evidentemente creo que he ido ganando en calidad, lo que también me pregunto si perdí mi esencia.
Es lo que decía, tenemos cientos de obligaciones impuestas ya desde pequeños, tenemos también que obligarnos y ponernos normas en el resto de circunstancias de la vida.
A mi me relaja escribir, escribo mucho, pero si aquello que escribo no es bueno lo borro, lo rompo o lo tacho. ¿Por que?
Puede que dentro de la palabra obligación hemos añadido la ambición, la perfección o simplemente tradición. De lo único que si me siento obligada es a ser feliz y buscar esas cosas que me la proporcionan, el resto con el tiempo y un cubata solo son pamplinas.
Así que rompiendo con mis propias imposiciones, he vuelto a escribir algo que no cuenta demasiado pero en su esencia me acerca un poco más a mi felicidad. Hasta la próxima.
De todo al final se aprende de lo que lees, de lo que ves y de lo que a ti te pasa, claro que es mucho mejor aprender en los dos primeros casos pero es en este ultimo en el que la lección queda asimilada con sobresaliente.
Releyendo mis palabras me doy cuenta del tono serio que han tomado, lejos de la realidad que yo pretendo expresar, supongo que me expreso en tono sosegado y reflexivo que es como me siento ahora mismo. Producto único y exclusivo de haberme dedicado un fin de semana exclusivo para mi. Hacia tiempo que no me lo dedicaba y no me escuchaba tan detenidamente, me echaba de menos. Me molesta que haya tenido que tomármelo después de una mala semana, puede que esa sea la única manera que tenga actualmente de ponerme freno. Yo suelo ir acelerada, pendiente de cuarenta cosas a la vez y este fin de semana me he recluido en casa, solo he hecho aquello que me apetecía, que ha sido nada.
Así que tengo tres lavadoras por poner, platos que fregar en la cocina y dos dedos de polvo mueble del comedor. Lo mejor de todo es que no me preocupa nada. Se que lo voy a hacer todo hoy, no porque sea mi obligación, solo porque me gusta ver las cosas recogidas.
Cuando las tareas las realizas porque es tu obligación se vuelven pesadas y las haces de cualquier manera, la diferencia esta en hacerlas pensando lo que ellas te aportan, ver mi casa ordenada me transmite tranquilidad, como también me la transmite el olor a sabanas limpias.
Creo que toda mi vida ha estado cargada de obligaciones y tareas pendientes. Todo parece empezar desde la tierna infancia ya tienes que empezar recogiendo los juguetes, sigues en el colegio sus deberes, exámenes y demás mierda, hasta que un día te pones a trabajar, te independizas y solo pagas facturas.
Puedes ver el aspecto negativo a todo esto, solo vivo para trabajar y pagar facturas, el caso es que yo lo miro desde otro ángulo. Trabajo para poder vivir, pago las facturas de aquellas cosas que me hacen que mi vida sea más cómoda. Tampoco ahorro un duro, faltaría más, yo me lo gano, yo me lo gasto, lo que me queda claro.
Puede que me este volviendo demasiado pasota y me haya montado la vida a mi manera, no es la primera vez que oigo "Sonia, de mayor quiero ser como tu", tampoco lo recomiendo y la verdad me asusta que la gente me diga eso y más si son mayores de cincuenta.
Es lo que me faltaba a este fin de semana, mi fin semana, publicar después de dos meses, no he contado nada trascendental, como siempre me expongo pero nadie se imagina lo que me libera eso.
De nuevo entrando en el tema de las obligaciones, estos ultimos tiempos me obligue solo a publicar algo que realmente valiese la pena, cosa que dista mucho de la idea por la cual inicie este blog, evidentemente creo que he ido ganando en calidad, lo que también me pregunto si perdí mi esencia.
Es lo que decía, tenemos cientos de obligaciones impuestas ya desde pequeños, tenemos también que obligarnos y ponernos normas en el resto de circunstancias de la vida.
A mi me relaja escribir, escribo mucho, pero si aquello que escribo no es bueno lo borro, lo rompo o lo tacho. ¿Por que?
Puede que dentro de la palabra obligación hemos añadido la ambición, la perfección o simplemente tradición. De lo único que si me siento obligada es a ser feliz y buscar esas cosas que me la proporcionan, el resto con el tiempo y un cubata solo son pamplinas.
Así que rompiendo con mis propias imposiciones, he vuelto a escribir algo que no cuenta demasiado pero en su esencia me acerca un poco más a mi felicidad. Hasta la próxima.