sábado, 20 de julio de 2013

Para las tres mil sigue quedando mucho por decir.

Hacía más de un mes que no escribía nada. Justo ayer me decidí a publicar algo. Cuando lo hago suelo mirar el numero de vistas que tiene mi blog para ver que tal va y mirar de intuir si va gustando.
He de ser sincera los dos días posteriores a toda publicación me paso el día mirándolo en cualquier rato libre que se me presenta.
Hoy he recordado que el próximo agosto hará dos años desde que inicié el proyecto de este blog, consistía en ser yo y mis petoniadas. Puedo recordarlo como si fuese hoy, me encontraba en un momento de mi vida muy perdida. Necesitaba recuperar cosas que me hicieran sentir bien, entonces recordé lo bien que me sentaba de joven escribir. En aquella época solían decirme que lo hacia incluso bien. Y en el instituto gané un par de concursos de esos de relato corto. Gané dos porque solo me presenté esos dos años.
Unos meses antes una amiga periodista, publicista y muy ingeniosa, empezó su propio blog. Su objetivo consistía en promocionarse para futuras oportunidades laborales. Y la verdad que me encantaba leer sus post. Podía imaginar como me contaba esas historias en directo y me sorprendía a la respuesta de gente. Jamás me había imaginado haciendo yo algo así. Admiré su creatividad y su valentía por decir públicamente lo que pensaba.
Un día me vi sumamente hundida, el motivo a día de hoy da igual. Me sentía sola,  con la autoestima por los suelos, con ganas de hablar y no tener a quien contarle nada. Bueno gente siempre he tenido, pero quien me conoce ya sabe que me cuesta pedir ayuda, que cuando la pido me sabe mal y cuando la historia es siempre la misma la primera que se avergüenza, fustiga y aburre soy yo.
Y un día después de leer a María me dije "Sonia ¿Por qué no haces lo mimo tu? Necesitas poder hablar, no te importa quien sea el que te escuche".
Cierto es que cuando me divorcié me dí cuenta que hablar de lo que me pasaba me liberaba de cargas, me hacía sentir mejor y pensar con claridad. Durante años me fui hermética, fría y distante. No deje salir ni expresar sentimientos, eso lo pague muy caro y me juré que jamás me volvería a pasar.
Así que decidí iniciar este blog, creo que con un post llamado "Mucho por decir", al que siguió capitulo 2. No tenia nada de que esconderme, a todos nos han partido el corazón, todos hemos perdido a un ser querido y todos estamos en constante evolucion. Si que es cierto que al principio me exponía demasiado, luego aprendí a contar lo mismo sin decirlo todo.
El primer mes se convirtió en todo un éxito. Mira que era mala, ahora los leo y alucino. Escribía casi a diario, gracias a ello mejoré. En quince días llegué casi a las quinientas visitas, hay que decir que estaba de vacaciones. Con el tiempo fui espaciando mis publicaciones, ahora no llego ni una al mes, a día de hoy cuando mis amigas ven que publico ya tiemblan ya piensan "A esta algo le pasa" y hay veces que les he de dar la razón.
El caso es que hoy miraba el numero de visitas globales del blog, quedan pocas para hacer dos mil quinientas en dos años y me he propuesto un reto, llegar a las tres mil antes de agosto.
No voy a esperar a tener algo que liberar para escribir, quiero seguir haciéndolo porque me gusta hacerlo, un vez lo conseguí y este es mi nuevo reto.
Porque estoy segura que siempre tenemos algo dentro para decir. Pienso exprimir al máximo mi ingenio, puede que incluso nombre a mi amiga Marta en algún post, ella que siempre se queja que nunca la he nombrado. Tampoco he nombrado nunca a Lorena y ella no se me queja. Pero bueno ahora creo que voy a tener ocasión de hablar de todo el mundo.
Gracias a los que me habéis leído estos dos años, a las criticas constructivas y los halagos,  por escucharme y animarme a seguir escribiendo. Si nadie me hubiera leído puede que jamás hubiera pasado del capitulo 3. Escribir me ha servido de refugio, me ha dado voz y me ha ayudado a ordenar muchas cosas.  
De nuevo amenazo, tengo mucho que decir, esta vez voy a alimentar mi ego. A por los tres mil!!!!!
 

jueves, 18 de julio de 2013

La Tormenta

Varias de mis amigas dicen que solo escribo cuando algo me pasa, creo que esta vez les he de dar la razón. Hoy me siento sumamente agotada, la tormenta de ayer me ha tenido la noche en vela. Fíjate tan valiente que parezco y sigo teniendo miedo a lo mismo que le temía a los seis años. Las tormentas y los perros. Con perros hoy no he soñado, solo me habría faltado eso.
Si a este cansancio extremo le sumas tiempo libre el resultado sería irse a dormir, pues bien, en mi caso no es así. Resulta que me he pasado una temporada realmente estresada sin tiempo para mi, de golpe toda esa actividad cesó de un día para otro, me he visto con tiempo libre, tiempo para dedicarme a mi. Cosa que no se hacer. Me he dado cuenta que para ser feliz tengo que complicarme la vida. Ya sea por causas externas, como serian exceso de actividades o causas internas pensar en historias para haceme mala sangre. Y el cansancio en mi caso, al igual que me pasaba a los seis años, me deja tontita, sensible y muy sentida. Pues eso que hoy estoy cansada y con tiempo libre, solo me falta un cambio hormonal de esos de "me gusta ser mujer" y podemos cantar bingo.
Estos días de tiempo libre le he estado dando vueltas a una cosa que me sucedió el sábado, un amigo me hizo una broma. Una broma tonta, un comentario estúpido. Al segundo de decírmela ya sabía que aquello que me habían dicho no iba con mala intención,  aun así ese segundo no me gusto nada. Lo que me dejo realmente enfadada conmigo fue ese segundo de ira. ¿Como había podido tenerlo?
Me supo mal la contestación que le dí  "¡Te has pasado!" Él en ningún momento hizo aquel comentario para hacerme daño, en todo caso sería para lo contrario y sacarme una risa. El caso es que durante estos días he estado pensando en porque aquel comentario me afecto. Naturalmente el problema lo tenía yo, a una solo le afecta aquello que permite que le afecte. Yo lo permití durante unos segundos quizás porque no me lo esperaba o quizás porque hay cosas a las cuales no he pasado página o no me he sabido perdonar.
No me atreví a explicar lo que realmente me había pasado. Pensaba que si lo hacía podía ponerme a llorar. Pensaba que podía reírme de mi sombra, pensaba que habían cosas que se habían quedado atrás y que por un solo momento me sintiera herida me hizo ver que el tiempo hace olvido pero no el perdón.
Lo curioso es que cuando fomentas una seguridad en unos pilares. Pongamos que estos pilares por un momento tiemblan, supongamos que por una tormenta, el resto lo que hay encima  de dichos pilares tiembla también. Pasada la tormenta hay que preguntarse ¿Por qué temblaron aquellos pilares?
A mi ese comentario tonto me hizo temblar y durante días he pensado cual fue el motivo. Ya he sabido el porque, ciertamente creo que esos pilares hoy son un poco más fuertes. Me liberé de un lastre, de algo guadado en la mochila y que olvide que tenía.
Me alegro de haber tenido tiempo libre y haber podido dedicar ese tiempo a reforzar mis pilares. Como también me alegro de estar cansada hoy, para tener la sensibilidad necesaria para poderlo expresar.
Las tormentas seguirán apareciendo y me seguirán asustando pero después de la tormenta, siempre saldrá el Sol.