sábado, 10 de agosto de 2013

De cero

Hace cosa de un mes, quise iniciar un reto que no he podido cumplir. Los primeros días me encontraba muy mal, cansada a extremos en los que no recordaba haberme visto jamás así. Era imposible escribir en esas condiciones. Las ultimas semanas no he sido capaz de escribir porque de nuevo volvía a tener el corazón roto. Me avergonzaba tanto volver a sentirme así. Soy consciente que cuando me siento así la musa de de inspiración se instala en mi cabeza y soy capaz de escribir durante horas cosas que llegan al corazón.
El problema ha estado en la vergüenza que me da volver a reconocer que vuelvo a estar igual, me fatiga escribir siempre lo mismo. Hace dos años llorando por uno, entre medias por alguno otro, el año pasado por el primero hasta que llego un tercero que me quito la pena del primero para joderme el año entero, aunque el primero también se ha dejado ver, poco eso si, pero lo suficiente para joderme los días de tranquilidad. Es para tomárselo a risa, soy una mujer con éxito y con  mal gusto. Me gusta hacer la broma que no he superado la etapa esa del novio chungo que jode tanto a tu padre. Siempre estoy entretenida eso es cierto pero realmente he terminado muy agotada.
En uno de esos días que me dio por escribir, hice algo muy distinto a lo habitual, escribí una carta. No era una carta, era una declaración de guerra. El caso es que no tenia destinatario y me puse a pensar que podía habérsela mandado tranquilamente a la mitad los hombres que habían pasado por mi vida en estos últimos seis años. Claramente no podía publicarla pero me hizo pensar mucho.
Hace unos días vi un reportaje por la television de personas que estaban divorciadas, era un reportaje de experiencias. Me sorprendió mucho el testimonio de una mujer porque hasta ese momento no me había dado cuenta que yo pensaba igual.
Dijo algo así como que cuando inicio relaciones después del divorcio siempre tenia la sensacion que aquello era temporal, incluso con su nuevo marido y padre de su hijo pasaron años hasta que no se quito esa sensación de encima.
A mi me pasa, me he dado cuenta que lo pienso siempre. No hay problema cuando ves que la persona con la que estas te llena, la dejas y ya esta, creo que en eso si soy muy sincera. El problema es cuando encuentro a alguien especial, me suceden varias cosas, por una parte quiero disfrutar del momento pero no se hacerlo, porque siempre pienso que aquello tiene que terminar y me paso el día sufriendo porque a más sentir más cerca del final me siento y no quiero que llegue, dejo de ser yo y me convierto en una persona sumisa e insegura, por otro lado, todo por culpa de las pelis románticas esas que me trago, espero que sea la otra persona la que me haga creer que nada de eso pasara. Así que cuando pasa porque al final pasa, tengo sensación de culpa porque lo veía venir y por otro decepción porque no han sabido valorme y no han creído en nosotros.
Es agotador, de verdad. Ayer en uno de esos arranques flamencos que yo tengo, le mande un mensaje vía whatsapp, eso otra, gracias a las nuevas tecnologías eso de charlar y tomar un café para qué. Pues eso, le mande un mensaje al Tercero concentrado decepción e ira. No me arrepiento de lo dicho puede que si de haberlo dicho. Es decir todo lo que dije era la verdad que sentía en ese momento, el caso es que hoy lo pienso y digo si era necesario. Total para leer la culpa a sido mía, cosa que ya sabía porque claro como yo lo he dado todo y el no ha hecho eso que hacen en las películas que tanto me gusta. Claro que si tu me oyes hablar solo cuento aquello que me ha hecho ver que aquel señor no es de fiar, me he enamorado a base de putadas y desplantes.
Quiero tomármelo a risa. Me he dado cuenta que he dado la responsabilidad de mi tranquilidad a los otros. No lo digo en plan auto castigo, lo digo en toma de conciencia de las cosas que no funcionan bien.
Una se cree que el tiempo todo lo cura, pero hay heridas que no se ven pero están ahí. El problema jamás fue que mi exmarido y yo tomáramos distintos caminos, el problema fue reconocer que todo aquello en lo que creía ya no era verdad. Esa herida no se ve, al principio ni la sientes pero con el tiempo si no la sabes curar se hace enorme. No hubo problema en pasar pagina después del divorcio, viví una segunda adolescencia increíble, viajé, conocí mucha gente y lo pasé genial. El problema a venido después cuando me he dado cuenta que no sé querer.
No se si volveré nunca más a ver al tercero, ayer le dije lo que me dio gana, después me fui de fiesta como si nada pasara, reemplazarlo habría sido super fácil, siempre lo es. El caso es que pensé en mi herida y esa no se cura con halagos de una noche. Y volví sola a casa llorando por el.
Me he cansado de buscar culpables, de victimizarme y no saber poner limites. Las soluciones callan todos esos fantasmas pero estas hay que buscarlas.
Este es el escrito más personal y explicito que he escrito. Del cual más orgullosa me siento. No ha sido casualidad encontrar personas en las que en ese momento no podían empezar algo porque la primera que sentía miedo y no estaba preparada era yo.
Y de este escrito tan personal me voy despidiendo, no se si va a ser el ultimo, de momento no me apetece seguir escribiendo más. Paso del reto, solo era por alimentar el ego. Me he expuesto mucho, para algunos demasiado, me da igual, yo he necesitado seis años en poder ver lo que me pasa. Y si por un momento alguien se siente como yo me he sentido y esto le puede ayudar de verdad habrá tenido sentido este blog. Ya no soy Sonia Petonia, no tiene razón de ser escribir petoniadas, como tampoco se si quiero seguir haciendo teatro, ni si volveré a tejer bufandas. Lo que si quiero es volver a empezar, empezar de cero.
 
 


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