Es increíble como escribir este blog me ha permitido conocerme un poquito más. El problema es que lo que he conocido no me ha gustado nada de nada.
Puede sonar que estoy flipada, total hace menos de un mes que lo he empezado. Pero es verdad, al principio tenia muchísimas ideas, no me importaba nada de nada, lo hacia solo por mi, eso creía yo. Mentira, el que me pasara el día preguntando a todo el mundo que le parecía mi blog, era y es sin duda una necesidad increíble de aceptación.
Al principio todo eran alagos, continua Sonia que esta muy guapo, me entretiene, mujer no eres un premio planeta pero lo haces muy bien, me siento identificad@ contigo, etc.
Eso gusta, gusta mucho, hasta que llega la primera crítica, entonces ya te piensas tres veces lo que escribes, señal que tu seguridad esta fomentada única y exclusivamente en la aceptación de los demás. De repente ya no sabia de que escribir.
Descubrir eso de mi no me ha gustado nada de nada, en realidad lo he sabido siempre pero pensaba que esa etapa ya estaba superada. Increíble pero cierto, no la tenia superada.
Evidentemente nadie me obliga a seguir escribiendo este blog, nadie excepto yo, ahora se ha convertido en algo personal, algo personal conmigo.
Cuando era pequeña dibujaba muy mal, todos mis compañeros dibujaban personas con cabezas redondas y yo hacia las cabezas cuadradas, aquello tuvo su recompensa, nunca colgaron un dibujo mio en la pared de la clase, así que lejos de esforzarme en hacer cabezas redondas, decidí que odiaba el colegio y pasaba de hacer las fichas que mandaban en clase aunque no se trataran de hacer dibujos, yo ya había decidido que aquello era una mierda.
Como eso mil cosas, cuando no he obtenido resultados positivos de los demás en algo que me hacia ilusión o que yo creía que estaba bien, he optado por apartarme y no luchar.
Es curioso como aquella decepción de cuando era una niña marco gran parte de mi infancia y adolescencia, tome una actitud de perdedora, hasta que un día me encontré que había pasado tanto de todo que ni mis padres confiaban ya en mi. A mi no me importaba que algunos compañeros de clase me miraran con lastima porque mis notas fuesen pésimas, al contrario, llego un punto en el que me hacia gracia, ellos se pasaban el día estudiando mientras que yo estudiando el día antes del examen tenia para el cinco, era lo mínimo y ya si la eso fallaba siempre me quedaba junio o septiembre, en esas nunca fallaba, hasta que un año fallo. En ese momento pase a ser una perdedora de verdad, no porque apostaste y fallaste, si no porque realmente sabes que ni lo intentaste. Cuando llegue a ese punto decidí que nunca más volvería a perder sin luchar.
El problema actual y contra el que yo tengo que luchar es asimilar que la verdadera aceptación no pasa por ser aceptada o reconocida por los demás, la verdadera aceptación pasa por sentirme orgullosa de mi y de lo que hago. Creía que lo había conseguido, pero estos días me he dado cuenta que mi lucha continua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.