lunes, 4 de marzo de 2013

Reencuentos

No sé que me pasa ultimamente, desde hace cosa de un mes y medio están reapareciendo personas en mi vida que por distintos motivos habían salido de ella.
Hoy ha sido cuando realmente he tomado conciencia de  ello, la persona que he visto me ha dejado totalmente bloqueada, casi sin darme cuenta estaba lagrimeneando en medio del supermercado. Me he encontrado con alguien a quien apreciaba mucho y por algo que le sucedió a ella, de lo cual yo no tenía culpa alguna, decidió romper con todo aquello que le recordaba a aquello que le había hecho daño, en todo aquello me incluyo a mi. Cosa que respeto, en parte entiendo, pero no comparto. 
Hemos iniciado una de esas conversaciones incomodas en las que no sabes que contar y en realidad se lo quieres contar todo, pero era tal su incomodidad que no me atreví a decirle lo mucho que le eché de menos. En su día lo hice pero no me escucho, pensé que necesitaba tiempo y después me acostumbré. Con lo único que me quedo son con los buenos recuerdos que me dejó, lo mucho que me ayudó cuando más lo necesitaba y lo guapa, feliz y estupenda que la he visto hoy.
Lo sorprendente es que hace un mes y medio que son muchos los reencuentros que he tenido, casuales y premeditados, directos e indirectos y  para nada hablo de reencuentros en el terreno sentimental, eso son otras historias, hablo de personas que se han ido a vivir fuera, personas con las que decidí poner distancia, personas que decidieron ponerla conmigo o con personas con las que simplemente deje de coincidir. El caso es que hoy me dado cuenta que no puede ser tanta la casualidad.
Lo primero que he pensado es que algo va a pasar, esto de cerrar tantos asuntos pendientes algo tiene que traer, o me muero o la vida me va a pegar un cambio muy bestia. Yo misma he llegado a la conclusión que se trara de lo segundo, mi base cientifica es que ultimamente he tenido unos sueños geniales, incluso he buscado el significado en Internet y me anunciaban buena fortuna. Es de risa, lo sé, soy conciente de mi locura pero que voy a hacer si mi cabeza se ha dispara.  He pensado en todo aquello que tengo a medias y  en empezar  hacer llamadas. Por aquello de ir adelantando acontecimientos, por suerte esta enajenación  suele durar poco y al razonarlo lo he visto todo de otra manera.
El caso es que todos esos reencuentros me han despertado muchisimos sentimientos. Indiferencia, pena, nostalgia, alegría, perdón, respeto.  Todos son sentimientos ordenados y razonados que en su momento no supe catalogar. Con todo esto he aprendido que aquello que decía mi madre era verdad, el tiempo todo lo pone en su sitio. Para alguien tan visceral, impulsiva e impaciente como soy yo, llegar a esta conclusión parece increíble. Me pregunto si me estaré haciendo mayor. Yo creo que no, solo un poco mejor. He de reconocer que al cerrar un capitulo, una se queda realmente tranquila.


domingo, 3 de marzo de 2013

Lotería

Hoy me he despertado esperando que me pasara algo que me alegrara el día. He mirado el móvil, eran las diez de la mañana y mientras aquello que tenia que pasar llegaba me he quedado en la cama hasta la una del medio día. Evidentemente no me ha pasado nada de nada. Para ser exactos de diez a doce me he vuelto a dormir. Pero de doce a una me he dado cuenta del tiempo que estaba perdiendo. Quiero pensar que ese tiempo perdido no ha sido para nada en vano porque me ha motivado a volver a escribir este blog.
He observado la tendencia que tengo en dejar que los demás sean dueños de mi felicidad o mis estados de animo. Esperando respuestas o sucesos siempre externos que rompan  mi monotonía o me den aquello que me falta. En lugar de ser yo quien los proponga.
Sin ir más lejos ayer, estaba con el mismo propósito que el de esta mañana, tirada en la cama sin hacer nada y con mil cosas pendientes de hacer. Recibí una llamada con plan, solo consistía en ir pasear por la playa, primero lo decliné, acto después me lo pensé y volví a llamar aceptándolo.
No fue un gran plan, paseé por la orilla del mar una hora, me moje hasta las rodillas, también los pantalones, tome el sol y comí en una terraza.  Fue un plan, fue algo distinto que me alejó de la monotonía.
Nuevamente fue un plan que llegaba desde fuera, no era algo que yo organizara para sentirme bien y cargar pilas, como ciertamente aquello me proporcionó.
Hoy me he pasado una hora filoseando en la cama. He pensado en aquel al que le toca la lotería, ese seguro que es feliz y es por algo externo, luego me he dado cuenta que a esa persona no le toco la lotería porque si, le toco porque fue a comprar el boleto, ese suertudo hizo algo pequeño para cambiar las cosas.
Ahora en tiempos de crisis oigo lamentaciones en casi cada esquina, todas ciertas pero poco creíbles a mi modo de ver. Hace una semana fui a una manifestación por las calles de Barcelona, yo tengo trabajo, seguro medico que me paga la empresa, un alquiler bueno que me permite vivir sola sin depender de nadie, francamente vivo bien. Pero la situación actual me tiene preocupada, me planteo que clase de vida dejaré en herencia a mis "hijos" y lo peor que me esperara a mi mañana. Si algo tengo claro es que todo mi bienestar puede cambiar de la noche a la mañana. Sin depender para nada de mi. Y desconforme con esta situación salí a la calle, eramos muchos pero en realidad eramos muy pocos. Todos aquellos a los que oigo lamentarse, les han cogelado el salario, les han despedido, se quejan de la educación de sus hijos ¿Donde estaban?
Es lo que que digo, la mayoría queremos que las cosas buenas vengan, pero que vengan de fuera, no perdemos el tiempo comprando nuestro boleto de lotería, eso sí, lo perdemos tirados en el sofá o viendo un partido con los colegas.
Estos para mi son claros ejemplos de la dejadez del ser humano, claro que yo me incluyo en ese montón, o me incluía en el, al menos hasta este medio día.
He decidido que a partir de ahora voy a comprar lotería todos los días, es una forma de hablar, no voy a convertirme en una ludópata, pero si que voy a obligar a hacer algo todos los días por mi que me haga sentir bien, si después también llegan cosas buenas de fuera, bienvenidas sean, pero eso sera un extra.
Para cambiar una actitud dicen que solo se necesitan veintiún días, yo he empezado hoy, dentro de tres semanas veremos que tal va. Hoy he empezado por poner dos lavadoras, prepararme uno riquisimo plato de pasta  y escribir en este blog.
 
 
 
 


sábado, 2 de marzo de 2013

Verdad

Es curioso los mecanismos de defensa que nos inventamos para no hacernos daño, es aquello que yo suelo decir de la negación. Hace un par de semanas ante un determinado comportamiento creí tomar una decisión en plan súper mujer, segura de sí misma y de lo que quiere. Lejos de la realidad en ningún momento me tome enserio las consecuencias. Eso si yo me reafirmaba en un orgullo que a mi misma llego a sorprenderme. No  porque no crea que merezco lo mejor pero me sorprendió reafirmarme en rabia, soberbia y prepotencia, esa no soy yo.  
Hace unos días me dí cuenta que no había sido yo la que había marcado el tiempo, me habían disfrazado la verdad y yo me lo había creído, me habían marcado claramente un punto y final. Cuando yo tomo una decisión, sea la que sea, no espero jamás respuesta de los demás, suelo sentir que tengo por delante un nuevo camino y esta vez no me sentía así.
Al abrir los ojos no había lugar a rabia, ni penitencia, la verdad  por mucho la disfracemos, cuando te enfrentas a ella duele. Pero duele una sola vez, no más, el tiempo que te estanques en ese dolor, eso ya es cosa tuya. En cambio cuando la disfrazas hasta que llegas a descubrirla es un camino muy duro, donde tus sentimientos están sometidos a una montaña y cuando al fin tocas fondo te sientes realmente agotada. En ese punto lo reprochable son los disfraces, los edulcorantes y la compasión.
Entonces es cuando me pregunto que es lo realmente me duele, la verdad o la falta de sinceridad.
Hoy he recibido una llamada realmente inesperada de una de las personas más sinceras que se han cruzado en mi camino. Y lo digo porque yo sufrí las consecuencias en primera persona de su sinceridad, cosa que no me gusto ni un pelo pero que jamás me reprochó y respetó. Ha pasado de aquello casi un año y mis ultimas palabras puedes creerme, tampoco fueron muy cordiales, me falto decirle un ahí te pudras, ahora dudo si llegue a decirlo pero estoy completamente segura que lo pensé.
Te preguntaras que importancia puede tener una llamada de una persona con la que termine sin más. Y si realmente las cosas suceden por algo, esta llamada ha sucedido en el momento justo y necesario. Lo primero que he sentido al ver su nombre en mi teléfono ha sido respeto, el mismo que mostró hacia mi en su momento.
Es curioso ver que cuando no tienes nada que esconder se puede hablar de todo, sin rencor,  ni reproches, es más eres capaz de reconocer aquello que no supiste hacer bien sin  excusas, ni porqués, simplemente porque se te cuzaron los cables.
Estoy cansada de oír que soy buena persona, que tengo un corazón muy grande, etc.. puede que sea así tampoco me preocupa demasiado lo que piensen los demás, me preocupa solo dormir las pocas horas que duermo tranquila y eso solo lo consigo siendo fiel a mis sentimientos. El caso es que a veces tampoco he sido del todo sincera y he jugado disfrazar la verdad. Excusándome en aquello que jamás he mentido, solo he omitido hechos. Y que esos hechos fueron consecuencia de algo que me hacia sentir mal. Son simples mecanismo de defensa, de no aceptar la evidencia, en mi caso  reconozco que he sido una cobarde.
La única conclusión a la que he llegado es que cuando tu no eres sincera, no expones y no cuentas, la verdad te abofetea la cara tantas veces como te niegues a aceptarla.
Yo, estos días he tocado fondo, me ha costado pero he visto la verdad, me ha dolido y he fondeado lo que he necesitado. Hoy siento que me reafirmo de nuevo, esta vez desde la evidencia, sin esperar nada, ni a nadie, sin restricciones para no ofender, ni intención de quedar bien. Quien realmente te aprecia te habla claro aunque te duela.
Entonces ¿En que punto me encuentro ahora? Con la verdad en la mano, es cuando me ha tocado tomar decisiones y ahora si se plantea un nuevo camino.