Hoy me he despertado esperando que me pasara algo que me alegrara el día. He mirado el móvil, eran las diez de la mañana y mientras aquello que tenia que pasar llegaba me he quedado en la cama hasta la una del medio día. Evidentemente no me ha pasado nada de nada. Para ser exactos de diez a doce me he vuelto a dormir. Pero de doce a una me he dado cuenta del tiempo que estaba perdiendo. Quiero pensar que ese tiempo perdido no ha sido para nada en vano porque me ha motivado a volver a escribir este blog.
He observado la tendencia que tengo en dejar que los demás sean dueños de mi felicidad o mis estados de animo. Esperando respuestas o sucesos siempre externos que rompan mi monotonía o me den aquello que me falta. En lugar de ser yo quien los proponga.
Sin ir más lejos ayer, estaba con el mismo propósito que el de esta mañana, tirada en la cama sin hacer nada y con mil cosas pendientes de hacer. Recibí una llamada con plan, solo consistía en ir pasear por la playa, primero lo decliné, acto después me lo pensé y volví a llamar aceptándolo.
No fue un gran plan, paseé por la orilla del mar una hora, me moje hasta las rodillas, también los pantalones, tome el sol y comí en una terraza. Fue un plan, fue algo distinto que me alejó de la monotonía.
Nuevamente fue un plan que llegaba desde fuera, no era algo que yo organizara para sentirme bien y cargar pilas, como ciertamente aquello me proporcionó.
Hoy me he pasado una hora filoseando en la cama. He pensado en aquel al que le toca la lotería, ese seguro que es feliz y es por algo externo, luego me he dado cuenta que a esa persona no le toco la lotería porque si, le toco porque fue a comprar el boleto, ese suertudo hizo algo pequeño para cambiar las cosas.
Ahora en tiempos de crisis oigo lamentaciones en casi cada esquina, todas ciertas pero poco creíbles a mi modo de ver. Hace una semana fui a una manifestación por las calles de Barcelona, yo tengo trabajo, seguro medico que me paga la empresa, un alquiler bueno que me permite vivir sola sin depender de nadie, francamente vivo bien. Pero la situación actual me tiene preocupada, me planteo que clase de vida dejaré en herencia a mis "hijos" y lo peor que me esperara a mi mañana. Si algo tengo claro es que todo mi bienestar puede cambiar de la noche a la mañana. Sin depender para nada de mi. Y desconforme con esta situación salí a la calle, eramos muchos pero en realidad eramos muy pocos. Todos aquellos a los que oigo lamentarse, les han cogelado el salario, les han despedido, se quejan de la educación de sus hijos ¿Donde estaban?
Es lo que que digo, la mayoría queremos que las cosas buenas vengan, pero que vengan de fuera, no perdemos el tiempo comprando nuestro boleto de lotería, eso sí, lo perdemos tirados en el sofá o viendo un partido con los colegas.
Estos para mi son claros ejemplos de la dejadez del ser humano, claro que yo me incluyo en ese montón, o me incluía en el, al menos hasta este medio día.
He decidido que a partir de ahora voy a comprar lotería todos los días, es una forma de hablar, no voy a convertirme en una ludópata, pero si que voy a obligar a hacer algo todos los días por mi que me haga sentir bien, si después también llegan cosas buenas de fuera, bienvenidas sean, pero eso sera un extra.
Para cambiar una actitud dicen que solo se necesitan veintiún días, yo he empezado hoy, dentro de tres semanas veremos que tal va. Hoy he empezado por poner dos lavadoras, prepararme uno riquisimo plato de pasta y escribir en este blog.
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