miércoles, 19 de octubre de 2011

La bicicleta

Hoy he tenido un día de mierda resultado del cual me he pasado media tarde llorando en casa, lo último que me apetece ahora es seguir victimizándome ni cinco minutos más. Para ello solo me queda la única una opción que conozco y es la de ironizar de mi misma.
Hace un rato empecé a escribir el blog con leña para todo el mundo, al releerlo no me sentía mejor, al contrario más lloraba. Y entonces una amiga me recordó una anécdota de mi viejo Astra, he ironizando mentalmente con aquella situación, mi estado de animo cambió. Fue en ese cuando me decidí a abrirme una coca cola (tengo una seria adicción a ella), al llegar la habitación de la nevera, si habéis leído bien, habitación de la nevera, mi cocina es tan pequeña que tengo la nevera en su propia habitación. Lo dicho al llegar a la habitación de la nevera he visto mi nueva compañera de piso, una gran bicicleta roja. Al verla mi mente ha empezado a despegar, hay cosas que solo me pasan a mi.
Es que mis padres me han endiñado una bicicleta. Sé que suena feo, endiñado, podría decir regalado, prestado, obsequiado pero para una persona como yo, la palabra exacta es endiñado. Los motivos por los cuales he recibido este endosamiento, no son otros que hablo demasiado y no soy nada realista.
La bicicleta era de mi hermano, de cuando era tan alto como yo, obviamente el no la utiliza desde hace años. Un día se me ocurrió en uno de esos momentos mios de inspiración, como en su día fue aprender a tocar guitarra, hacer gimnasia o pilotar un avión, pedírsela para pasear por el parque que tengo al lado de casa. Mi hermano sin ningún problema no se opuso a esta donación, allí quedo. La idea nunca se materializo  porque otro día de inspiración, decidí empezar a cuidarme e ir a correr, me compre unas deportivas y bajé a ese mismo parque donde yo quería pasear con la bicicleta, duré corriendo menos de cinco minutos y mientras me fumaba un cigarro en aquel mismo parque descarte la idea de coger la bicicleta allí, habían demasiados perros sueltos. No es ningún secreto que me dan miedo los perros y me da mucha rabia que vayan sueltos, sobretodo si me pasan de la rodilla pero eso ya es un tema para otro día.
Ahora por otros motivos la bicicleta ha tenido que salir del sitio donde estaba guardada. Mi casa ha sido la primera y única opción, al realojo, claro, yo en su día la pedí, alegando una serie de motivos muy razonables para hacerme con ella. Motivos lógicos para una persona normal pero totalmente oníricos tratándose de mi y muy lejanos a mi realidad que es la siguiente, en mi casa no cabe, no se ir en moutain bike, hace más de quince años que no monto en bicicleta y lo más importante que soy yo,  no es normal que una persona salga a correr y lleve consigo el paquete de tabaco y el mechero. Pero aquí esta la bicicleta.
Dicen que nunca se olvida montar en bicicleta, como tampoco se me olvidan las ostias que me pegue montando en ella. Los deportes nunca han sido lo mio, como tampoco lo es ahora cantar aunque de pequeña apuntaba maneras.
Ahora presumo de conocerme y eso implica lícitamente reconocer que cualquier discusión estúpida me puede tener horas llorando en casa, reconocer que hablo antes de pensar y reconocer que no me gusta hacer deporte. Esto de reconocer defectos puede ser muy peligroso, en el momento en el que te lanzas es que no paras. Voy a pensar que estos defectos son los que a su vez me hacen única.
Volviendo al tema del deporte, me he apuntado a un gimnasio , en realidad me apunte hace dos años, pero solo voy de vez en cuando a hacer  media hora de bicicleta, por dos motivaciones, 1ª hacer rayos uva antes de la ducha que me sale solo por tres euros la sesión, un chollo y 2ª la hamburguesa del Mc auto que me compro de vuelta a casa. Podría mentir y decir lo que todo el mundo dice que hacer ejercicio les motiva les hace sentir bien, cosa que respeto pero a mi no me motiva una mierda salir cansada y muerta de hambre. A mi, motivarme, solo me motiva una clase muy concreto de ejercicio, casi siempre me hace sentir bien y si hay suerte varias veces por sesión. Así que no pienso engañar  a mi cuerpo para segregar endorfinas con sacrificios innecesarios y no placenteros. Me quiero demasiado. He leído por ahí que la liberación de endorfinas en el deporte es debido a que ponemos nuestro cuerpo en situación de estrés y este libera endorfinas para hacerle frente a ese estrés, no olvidemos que el estrés es una respuesta natural de supervivencia, cuando advertimos peligro de muerte. Lo dicho que me quiero demasiado y no me gusta que mi cuerpo piense que estoy en peligro de muerte, entonces la pregunta es ¿por que sigues en el gimnasio si tienes tan claro que no te gusta hacer ejercicio? puede que la respuesta sea más simple que el rollo que escrito antes, simplemente hago ejercicio porque mi vida en general es sedentaria, porque solo tengo este cuerpo al igual que solo tengo esta vida, que no es lo mismo cuidarse que machacarse. Y reconozco que no me gusta machacarme pero si me gusta cuidarme.
Única o no, parece que sea un pecado decir hoy en día que no ves satisfacción tu sufrimiento y cuando cuentas tus teorías pareces una vaga predestinada a convertirse en una vaca. Lo único que sé, es que prefiero ser yo la que ironice conmigo que oír risas estúpidas, me anticipo a las gilipolleces de muchos que con su mente estrecha no ven más allá . Yo tengo claro como soy y como pienso, aunque me haya pasado la tarde entre lloros bien orgullosa me siento de ser así.


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