miércoles, 7 de noviembre de 2012

De noche

Envidio a aquella gente que es capaz de dormir toda una noche de lo que vulgarmente se conoce como " dormir del tirón". Puedo recordar alguna situación límite en la que he sido capaz de dormir sin despertarme ni una sola vez, vamos recuerdo una concretamente que no me desperté ni cuando sonó el despertador, llegue a trabajar a las doce de la mañana. Claro que eso fue en una ocasión y por un caso excepcional.
A lo que sí estoy acostumbrada es a despertarme una o dos veces cada noche,  ahora, ya lo llevo bien. Los primeros años de mi vida fueron duros, para mi madre más, pasó de los llantos de un precioso bebe, a los gritos de una niña repelente diciendo "Mamaaaaaaa, tengo sed". La pobre, con lo que a ella le gusta dormir, me lo consintió unos cuatro años, hasta que un día me dijo "te dejé el vaso en la mesita, no me molestes más". 
En esa época empecé a darme cuenta que no se trataba de sed, simplemente me había despertado y no me podía volver a dormir. Recuerdo un día que fui a la cama de mi madre llorando diciéndole que se me había olvidado dormir.
Y es que llega un punto en el que asumes que no te vas a dormir porque a ti te de la gana, ni porque al día siguiente tengas que madrugar, da igual que estés cansada o vayas relajada, eso no depende de ti, te quedas en la cama dando vueltas esperando que te vuelva a visitar el sueño, mientras tu cabeza se dedica a pensar.
Pensar... pensar es malo, muy malo, bueno aclaremos el contexto, es malo a las tres de la mañana, cuando todo el mundo esta durmiendo y solo te acompaña el silencio.
En esos momentos en los que físicamente estas reventada, la oscuridad de la noche solo trae con ella pensamientos negativos. Empiezas repasando tu día. Todos los días pasan cosas buenas y malas, recordemos que seguimos estando en mitad de la noche, en esos momentos no sé porque, solo te acuerdas de las malas y después vienen de los porqués. Seamos sinceros, no hay respuestas para todo, pero de noche, como tampoco tienes nada mejor que hacer, las buscas, a veces las encuentras y si no te las inventas.
Hay otras noches que te da por filosear, piensas en la vida, en la muerte; otras te montas películas o indagas en secretos de la gente.
Este tipo de cavilaciones no siempre me hicieron bien, si bien es cierto que cuando sale el sol muchas veces los malos pensamientos se disipan, muchas otras esa negatividad queda impregnada el resto del día.
Como ya me conozco, cuando veo que la mente se me dispara, me levanto de la cama y me pongo el televisor, a veces leo libros o escribo y si es tan tarde que se puede decir que es temprano he llegado incluso a ponerme a limpiar la casa.
Estoy describiendo el caso más extremo, tampoco es justo,  la noche tiene cosas buenas y malas, como también la tiene el día. De noche me nace la inspiración, de noche me acuerdo de las personas a las que quiero,  de los que están y de los que se fueron. Es ese momento en el que paras toda esa actividad frenética que tienes durante el día y te encuentras contigo misma.
Si bien es cierto que descansar es necesario y posiblemente sea esa mi gran queja, el insomnio no me deja descansar, es igualmente necesario escucharte. Hay personas que van por la vida sin preguntarse nada. Respetable, cómodo pero insustancial.
De mis noches de insomnio y sus grandes cavilaciones han salido las decisiones más importantes de mi vida, que solo la luz del día me han dado la serenidad o la fuerza para llevarlas a cabo.
Al final me doy cuenta que solo depende de mi adaptarme a las circunstancias, podéis preguntaros porque no tomo nada para remediar mi problema, a veces lo hago, solo cuando veo que la situación se me va de las manos, noches enteras sin dormir o cansancio extremo. El caso es que me he acostumbrado a mis despertares. Ya forman parte de mi,  puede que ellos me enseñaran a escucharme, ordenar mis ideas y poder plasmarlas en este blog.
Dicen que cuando no puedes contra el enemigo, la mejor opción en unirte a el. Puedo extraer la conclusión que todo lo malo tiene su parte buena, solo depende de una encontrarla. Puede que mis ojeras hoy no queden del todo disimuladas con el maquillaje y esta noche tenga que recurrir a la valeriana, pero de mi despertar de anoche nació este post.

domingo, 21 de octubre de 2012

Sin obligación.

Hace unas horas empecé a escribir un post, cargado de negatividad e ironías, uno de esos de brillante inspiración que si lees detenidamente puedes ver mi alma al desnudo.
Hacia dos meses que no publicaba nada, no me parecía bien que después de tanto tiempo sin decir nada terminara publicando algo que dista tanto de mi, solo porque he tenido una mala semana. Así que cerré mi portátil, me fume un cigarro y decidí volver a empezar.
Sera entonces verdad aquello de lo que tanto he presumido este ultimo año y finalmente he madurado. Parece ser si, finalmente aprendí a digerir distintas situaciones y sentimientos que sin perder el norte.
Durante muchos años no he sabido controlar, ni gestionar, correctamente mis sentimientos, cuando algo fallaba, todo en cadena iba mal. Me excusaba diciendo que no lo podía controlar, sinceramente  tampoco era una excusa, era una realidad. Jamás me había propuesto realmente  controlarlo.
Pero un día hace aproximadamente un año que no podía levantarme de la cama, me dí cuenta que había tocado fondo y aquello no podía volver a pasar. El detonante de aquella espiral de negatividad había sido una tontería pero terminó paralizado mi vida, como muchas otras veces había pasado ya.
Entonces empecé a cambiar la manera de hacer las cosas, deje de preguntarme por que y comencé a preguntarme que es lo que me pasaba. Voy a explicarme mejor, ante un disgusto deje de preguntarme porque me había pasado eso a mi y empecé a preguntarme realmente cual era mi sentimiento. No es lo mismo sentir rabia que impotencia, ni sentirte triste que decepcionada.
Una vez había aprendes a identificar el dolor tienes más herramientas para neutralizarlo. Es como cuando te duele la cabeza no te vas a poner venda en ella, te tomas ibuprofeno y este al rato desparece, pero si te pones una venda en la cabeza, esta te seguirá doliendo y la presión de la venda terminara por resultarte incomoda. De la misma manera que si tienes la gripe no puedes tomar nada, tienes que esperar a que el virus complete su ciclo y guardar cama.
De todo al final se aprende de lo que lees, de lo que ves y de lo que a ti te pasa, claro que es mucho mejor aprender en los dos primeros casos pero es en este ultimo en el que la lección queda asimilada con sobresaliente.
Releyendo mis palabras me doy cuenta del tono serio que han tomado, lejos de la realidad que yo pretendo expresar, supongo que me expreso en tono sosegado y reflexivo que es como me siento ahora mismo. Producto único y exclusivo de haberme dedicado un fin de semana exclusivo para mi. Hacia tiempo que no me lo dedicaba y no me escuchaba tan detenidamente, me echaba de menos. Me molesta que haya tenido que tomármelo después de una mala semana, puede que esa sea la única manera que tenga actualmente de ponerme freno. Yo suelo ir acelerada, pendiente de cuarenta cosas a la vez y este fin de semana me he recluido en casa, solo he hecho aquello que me apetecía, que ha sido nada.
Así que tengo tres lavadoras por poner, platos que fregar en la cocina y dos dedos de polvo mueble del comedor. Lo mejor de todo es que no me preocupa nada. Se que lo voy a hacer todo hoy, no porque sea mi obligación, solo porque me gusta ver las cosas recogidas.
Cuando las tareas las realizas porque es tu obligación se vuelven pesadas y las haces de cualquier manera, la diferencia esta en hacerlas pensando lo que ellas te aportan, ver mi casa ordenada me transmite tranquilidad, como también me la transmite el olor a sabanas limpias.
Creo que toda mi vida ha estado cargada de obligaciones y tareas pendientes. Todo parece empezar desde la tierna infancia ya tienes que empezar recogiendo los juguetes, sigues en el colegio sus deberes, exámenes y demás mierda,  hasta que un día te pones a trabajar, te independizas y solo pagas facturas.
Puedes ver el aspecto negativo a todo esto, solo vivo para trabajar y pagar facturas, el caso es que yo lo miro desde otro ángulo. Trabajo para poder vivir, pago las facturas de aquellas cosas que me hacen que mi vida sea más cómoda. Tampoco ahorro un duro, faltaría más, yo me lo gano, yo me lo gasto, lo que me queda claro.
Puede que me este volviendo demasiado pasota y me haya montado la vida a mi manera, no es la primera vez que oigo "Sonia, de mayor quiero ser como tu", tampoco lo recomiendo y la verdad me asusta que la gente me diga eso y  más si son mayores de cincuenta.
Es lo que me faltaba a este fin de semana, mi fin semana, publicar después de dos meses, no he contado nada trascendental, como siempre me expongo pero nadie se imagina lo que me libera eso.
De nuevo entrando en el tema de las obligaciones, estos ultimos tiempos me obligue solo a publicar algo que realmente valiese la pena, cosa que dista mucho de la idea por la cual inicie este blog, evidentemente creo que he ido ganando en calidad, lo que también me pregunto si perdí mi esencia.
Es lo que decía, tenemos cientos de obligaciones impuestas ya desde pequeños, tenemos también que obligarnos y ponernos normas en el resto de circunstancias de la vida.
A mi me relaja escribir, escribo mucho, pero si aquello que escribo no es bueno lo borro, lo rompo o lo tacho. ¿Por que?
Puede que dentro de la palabra obligación hemos añadido la ambición, la perfección o simplemente tradición. De lo único que si me siento obligada es a ser feliz y buscar esas cosas que me la proporcionan, el resto con el tiempo y un cubata solo son pamplinas.
Así que rompiendo con mis propias imposiciones, he vuelto a escribir algo que no cuenta demasiado pero en su esencia me acerca un poco más a mi felicidad. Hasta la próxima.


 
 
 

sábado, 25 de agosto de 2012

Cambio

Todos aquellos que me conocen saben que los cambios no son mi fuerte, de primeras mi naturaleza tiende a bloquearse y negarse a estos. Cosa que con reflexión y algunos casos porque no me queda otra, termino por aceptarlos y adaptandome a la perfección a ellos.
¿Quien lo diría de mi? ¿Como puedo tener aun esa resistencia al cambio, cuando en los últimos cinco años se ha transformado tanto en mi vida?
Yo, que en apariencia soy tan decidida y segura de mi misma, tengo identificada esa  negación inicial, es una forma poco usual de ocultar el miedo. Si no hay cambio me quedo como estoy. Suena extraño, sí, pero aunque la situación actual no sea del todo buena al menos sé que la controlo, lo nuevo es algo que no conozco, es entonces cuando se plantea ese nuevo reto, el momento que me invade el miedo, pavor a no ser capaz de adaptarme a él o lo que es peor, a equivocarme en una decisión que no tenga marcha atrás.
Esperar que las personas cambien suele ser un error, como me dijo una vez mi amiga Barbara "Sonia, la gente no cambia, la gente descansa", es entonces cuando suelo decir que lo que hacen las personas es evolucionar.
Realmente es eso la esencia de los cambios, la evolución. He cambiado de trabajo muchas veces, ese tipo de cambio siempre lo he elegido yo aunque jamás estuvieron exentos de ese miedo, alguna vez me equivoqué, otras veces acerté. Al final, con los años, llegue a la conclusión que esos cambios eran totalmente necesarios para mi evolución, en este caso profesional.
Hace un año mi jefe me pregunto si me veía trabajando en el mismo sitio dentro de cinco años, yo le respondí que no lo sabía, solo si allí me sentía bien.
Y es cierto que jamás cambiaré y seguiré sintiendo miedo cuando haya un cambio en mi vida, lo que mi evolución personal me ha enseñado es que los cambios son necesarios muchas veces para encontrar la felicidad.
Y son esas cosas las que me hacen sentir que estoy viva. Sentir miedo es humano, como también lo es sentir esperanza, ilusión y la satisfacción que produce saber que todo va bien.
Estancada en el miedo, llámalo también comodidad he vivido años totalmente sin evolución. Es fácil anclarse en eso, una parte de ti lo agradece. Estabilidad, adoro esa palabra, solo en la teoría pero a la práctica esa palabra suele convertirse en algo muy peligroso y es la resignación. Acomodarte a una rutina, acomodarte a que todos los días sean iguales, acomodarte a sentir el control de tu vida.
Durante este ultimo año me he dedicado a observar mis reacciones en función de mis sentimientos, mejor dicho analizar mis sentimientos para entender el porque de mis reacciones, esto me ha enseñado muchísimas cosas de mí, pero también me ha permitido observar más a las personas.
Me he dado cuenta que hay dos clases de personas, las que viven y las que sobreviven. Las que viven, pueden tener vidas estables, algunas están solteras, otras con su pareja e hijos pero no esperan que les impongan cambios ni los demás, ni las circunstancias, si tienen rutina simplemente es porque adoran esa rutina y si se convierte en algo pesado actúan para propiciar el cambio. Por otro lado están los que sobreviven, son aquellos que lo que tienen  ya les esta bien, no esperan demasiados cambios, otros les gustaría las cosas cambien algún día y dicen vivir con resignación lo que les ha tocado vivir ahora. A mis ojos de resignación nada, yo le llamo estar apalancado. Cuando oyes hablar a estas personas siempre esperan que el cambio venga de fuera, tienen que venir tiempos mejores, el tiempo todo lo pone en su sitio, cuando... siempre hay un condicionante externo. Siempre suelen estar lamentandose.
Puedo pensar que yo he sido superviviente mucho tiempo, siempre en estado de espera. Pero un día me toco aprender a vivir y descubrí que aquello que me impidió hacerlo antes se llamaba miedo. Perdí la vergüenza a reconocer que lo tenía y ha decir que aun lo tengo. Aprendí cambiar la palabra "no puedo" por decir "lo haré, a mi ritmo, poco a poco, para que se me pase el miedo".
Este ultimo mes en mi vida han habido varios cambios, alguno me lo han impuesto, el más importante lo he promovido yo, me ha costado mucho propiciarlo, siempre tenía la excusa  y la lamentación, estaba "apalancada" como digo yo. Mis excusas, las que quieras, de mis lamentaciones solía hacer chistes. Pero hoy cerré definitivamente la puerta del pasado y vivo en cambio,  hoy de nuevo tengo ganas de escribir. Tengo miedo porque no se como serán ahora las cosas, me tendré que adaptar, lo sé y es lo estoy haciendo. Lo que no recordaba es esa dulce sensación que aparece cuando va retrocediendo el miedo, se llama ilusión.

 

viernes, 20 de julio de 2012

QUÍMICA

La mitad de mi vida ha estado relacionada con la química. Hace diecisiete años decidí seguir esa rama para dedicarme a ella laboralmente.
Visto desde fuera mi única relación con ella es laboral pero la verdad es toda mi vida esta basada en ella. Mi vida y la de todos.
No hace falta que explique como se hacen los niños, pero si tengo claro que de la química que unió a mi padre y mi madre aparecí yo. Luego se ve, que dentro de mi madre también se produjeron otras reacciones que algo tuvieron que ver con mi desarrolló y eso.
Temas bioquímicos aparte, la química a la que yo me refiero es aquella que surge entre las personas, esa extraña conexión que sin explicación alguna, existe desde el primer día que conoces a alguien.
Bien es cierto que hay personas más extrovertidas que otras, precisamente yo soy de esa clase de personas que no calla ni cuando duerme. Me hago amigos en todos sitios y en muy distintas circunstancias. Eso solo es por lo mismo, me gusta hablar, chafardear y criticar. Pero hablando de química realmente la siento con poca gente.
Puede que el caso donde más se evidente es en la intimidad con un hombre, hablo de mi caso, claro, como mujer heterosexual que soy. Puede que tengas al hombre más guapo del mundo contigo, incluso que te de los besos más tiernos que hayas probado pero a la hora de la verdad, se trata de un acto mecánico que si satisface pero sabes que le falta algo o todo.
Entonces es cuando te das cuenta que falta la química, aquella que te hace perder la cabeza, algunos le llaman amor pero yo tampoco estoy tan segura de ello. Lo que realmente pienso es que solo nos podemos enamorar de las personas con las cuales ya hay esa atracción, pero esa atracción o perdición, la puedes sentir sin estar enamorado. Del mismo modo que creo que es imposible que nazca química con el tiempo. Es decir que si es cierto que el roce hace el cariño, pero solo eso cariño.
Pero estas reacciones existen en todos sitios, hay personas con las que convives diariamente, no discutes pero tampoco te entiendes. Hay otras a las que solo ves de vez en cuando pero ese encuentro esta lleno de conversaciones distendidas, risas y buenas energías.
Yo me pregunto si la química puede desaparecer de un día para otro. Evidentemente creo que si las conexiones con el tiempo pueden perderse. Ya que bajo mi punto de vista todos estamos en continua evolución. Pero...¿Puede desaparecer de repente y sin dejar rastros? Creo que eso es imposible. Muchas veces nos queremos convencer de ello sobretodo para protegernos.
Pero los recuerdos siempre quedan y una de las cosas que más me gustan el que al final siempre se quedan los buenos en tu cabeza, eso son para mi los restos.
Cuando te haces mayor, dicen, que te haces más exigente, realmente pienso que inconscientemente dominamos más la química. Queremos que esta sea la más fina posible. Y es entonces cuando te das cuenta que no existe con todo el mundo y lo difícil encontarla.




jueves, 14 de junio de 2012

Mis cruces y el tiempo

Toda mi vida he convivido con un cruz llamada impaciencia. Todo tenía que ser inmediato. Son innumerables aquellas empresas que que abandonado solo porque los resultados de estas no eran inmediatos.
Como innumerables son de disgustos que sufrido porque las cosas no iban al ritmo que yo quería, en el mejor de los casos me enfadaba, en el peor, me deprimía. Solo hoy me doy cuenta que estoy casi en el mismo punto de partida. La pena es que obsesionada con la meta no he disfrutado de los pequeños pasos del camino.
También es ahora cuando soy consciente de toda la energía que he perdido preocupandome innecesariamente por cosas que solo el tiempo iba a poder poner en su lugar.
Ultimamente estoy oyendo mucho la expresión  "perder el tiempo" es curioso como ahora que mi cruz cada vez es más pequeña, soy más consiente de lo que significa esa frase. El tiempo no se me escapa por llegar antes a ningún sitio, el tiempo lo invierto solo en aquello que me hace disfrutar del camino. Porque en esta vida solo hay un final, el resto realmente son etapas y nadie a dicho que  para todos sean las mismas.
Echando la vista atrás solo me quedo con los buenos momentos y de solo me rodeo de la gente que me los proporciona.
Podemos ver esa parte negativa en la que me he convertido en una persona interesada y lo a lo que yo llamo impaciencia se puede llamar inconstancia y falta de voluntad.  Puede ser verdad, aunque a mi a estas alturas... me da igual. Soy la primera en admitirlo, tengo una guitarra  bien guardada, un curso de italiano del que solo he hecho tres lecciones de las cuarenta, cinco libros empezados y tres bufandas a medias por tejer. A eso yo le llamo hiperactividad y falta de tiempo.
Realmente es contradictorio que una persona impaciente, siempre llegue tarde a los sitios. Algunas veces si es cierto que lo hago aposta pero la mayoría de verdad que no. Esa es mi otra cruz.
Un ejemplo de las veces que lo hago ex profeso es cuando quedo con el chico que me gusta, puede que haga dos horas que este arreglada en casa, sentada en el sofá y que me haya fumado medio paquete esperando que llegara la hora, aun así  rara es la vez que yo llegue la primera, no me da la gana que piense que estaba impaciente por verle. Rarezas de una... pero vamos que esas veces son las menos. Lo habitual en mi, es ir siempre corriendo.
De mi otra cruz poco puedo decir, solo me queda disculparme por las esperas,  y admitir que tengo un serio problema para optimizar el tiempo. No soy lenta es que vivo en un universo paralelo en el que el reloj va a su bola.
Entiendo que a la gente le moleste tenerme que esperar, entiendo perfectamente que piensen que soy una impresentable, lo soy, a mi favor solo digo "Nunca tengo prisa por llegar pero tampoco en irme" y puede que ese sea problema.
Hoy me ha tocado hablar del tiempo, porque hacia mucho tiempo que no publicaba nada. Lo dicho este post a tardado en llegar ( me ha salido algo flojo) pero seguro que no sera el ultimo. Así que si estas esperando el próximo viniendo de mi tardará pero seguro que llegará.

viernes, 23 de marzo de 2012

El ridículo

Hace unos meses que he empezado, otra vez, clases de teatro. En la última clase, el profesor nos propuso un ejercicio para perder la vergüenza, consistía en salir delante de tus compañeros  y hacer algo con lo que sintieras ridícula. Fui la primera en participar, sin pensarlo dos veces me puse a cantar, la primera canción fue de Marisol "Estando contigo", la segunda fue "La bella Lola", una habanera que de pequeña me enseño mi padre y cantaba en todas la bodas, bautizos y comuniones. Al terminar de cantar, me di cuenta que no me había sentido  ridícula durante el ejerció, cuando oía mis gallos me daba la risa, entre otras cosas porque se de sobras que canto fatal, aun así me paso el día cantando y torturando a los que me rodean. Y pese que ha diario recibo suplicas de mis compañeros de trabajo para que me calle la boca, paso de ellas olimpicamente porque a mi me gusta cantar. Con lo cual ese ejercicio que debía ayudarme a superar la vergüenza, solo ayudo a mis compañeros a superar la ajena.
El caso es que cuando llegue a casa empecé a pensar a que cosas tengo realmente miedo a hacer el ridículo. Llegué a la conclusión que no me importa que los demás se rían de las cosas que hago o digo si se ríen conmigo.
Me ha costado muchísimos años aprender a reírme de mi, mi inocencia, mis despistes y mis torpezas. El viernes sin ir mas lejos fui al dentista, como siempre llegaba tarde, subiendo la trama final de las escaleras preste toda mi atención en ver si estaba la auxiliar en la sala de espera, pues eso me costo una santa ostia contra dos escalones, eso paso por no mirar por donde ando, no es la primera vez que me pasa pero tampoco aprendo. Dignamente me incorpore, mientas mi cabeza procesaba que no me había roto las piernas, aun podía andar, lo que si quedaría es un moretón en la rodilla derecha y otro en la espinilla izquierda. Una vez ya la sala, comprobe que la auxiliar no estaba pero si había más gente, ante la que ni me importo lo que pensaran. Con lo que me dolía a mi la rodilla estaba yo para pensar en los demás. Nada, al momento llego la auxiliar a buscarme, se lo conté todo, terminamos las dos a carcajada limpia, no podía hacer otra cosa más que reírme de mi y las cosas que me pasan.
Mis padres para consolarme cuando era pequeña ante situaciones así, me decían una frase que en parte marcaría mi forma de ser de hoy "Sonia, medio mundo se ríe del otro medio mundo, elige en que lado quieres estar". Cosa que si lo piensas tiene su guasa porque nací el veintiocho de diciembre, día de los santos inocentes, creo que ellos eligieron por mi, aun así intento ser de las que se ríen y para reírte del prójimo (siempre desde el buen rollo), una ha de empezar por una misma.
El vienes pasado fue apoteósico... mi caída no fue lo primera peculiaridad que me sucedió ese día, pero tampoco fue la última, lo termine a lo grande tirando una cerveza entera a una desconocida, tras varias sugerencias o suplicas según se mire de que pusiera mi copa algo más alejada del borde de la mesa, esa imprudencia que no era producto de nada, no estaba borracha, solo me costo tres cervezas, la que tire, la me volví a pedir y a la que tuve que invitar a la pobre desconocida para que me perdonara. Estas cosas me suelen pasar.
Cuando a ojos de los demás no conoces la vergüenza, es muy difícil decir la verdad y contar a alguien cual son esas cosas a las que tienes miedo a hacer el ridículo.
Solo me avergüenza hacer el ridículo ante las personas que me importan, ese miedo me impide gestionar emociones y sentimientos, el fallarles, decepcionarles o no estar a la altura, haciendo a su vez que me sienta incluso más ridícula. Pero existe para mi, un ridículo peor. El peor de los ridículos aquel en el que me siento más pequeña e insignificante, es cuando confías en alguien, le das lo que eres, lo que tienes, lo que sientes y ese alguien no te corresponde. Entonces no me importa lo que piensen los demás, incluso no me importa lo que piensa mi gente, solo me importa lo que pienso de mi misma, la pena que siento por mi y por mi vulnerabilidad. Entonces es el dilema de siempre, para no hacer el ridículo nunca más ¿Has de dejar de confiar?
He llegado a la conclusión que una decepción para mi, es un fracaso, entonces a lo que tengo miedo es a fracasar y lo que esa sensación me produce. Antes ya he contado que mis padres me enseñaron a reírme de mi misma, así soy ahora, no puedo pasarme el día lamentandote de los moretones de las piernas, porque me van a seguir doliendo lo mismo, eso si cada vez que los veo me río de ellos, tampoco voy a dejar de subir escaleras por ellos. Mis moretones son ejemplo, las escaleras también. Una vez has pasado el ridículo, te levantas dignamente y cuando tengas la oportunidad cuentale la ostia a alguien, si puedes empieza ya riéndote, los fracasos así son menos fracasos, con la risa duele menos y con el tiempo el morado desaparece. A mi me funciona y ser así a mi me hace feliz.

viernes, 2 de marzo de 2012

Experiencias

Cuando tienes quince años te sientes mayor, tus padres te ponen límites y se empeñan en decirte que tienes tiempo para todo. En ese momento no les crees, entras en esa irracional rebeldía y piensas que narices sabrán ellos que ya son viejos; realmente no asumes que tenían razón hasta que no te acercas a la treintena. Entonces sientes algo parecido a la pena, aunque la palabra exacta tampoco es esa. Es un sentimiento extraño, en el que ves que el tiempo que has perdido y piensas como aprovechar realmente el que ahora tienes. Claro que hablo de mi experiencia personal, para nada extrapolable a todo el mundo, pero de una manera u otra creo que muchas personas coincidimos.
Lejos de lamentarme y recrearme en el pasado, siempre intento pensar que todas aquellas experiencias erróneas o acertadas, son precisamente eso, experiencias. Y solo cuando has acumulado muchas puedes perdonarte los errores y sentirte orgullosa de los aciertos.
No me arrepiento de haberme casado con veinticinco años, aunque si tuviera una hija no es lo que quisiera para ella. Podría haberme salido bien el matrimonio y seguiría pensando que a las treintañeras solteras se les pasa el arroz. Si a los veintiséis años cualquiera me preguntaba, yo era feliz con mi vida de resignada, observacion que ahora hago desde la distancia y con la sabiduría que me han dado mis pequeñas experiencias.
Ayer me sentí poderosa, me sentí sabia mientras consentía que una persona muy joven sintiera compasión por mi, cosa difícil de creer para todo aquel que me conozca. Solo porque no soy madre y tengo treinta y dos años. No me enfade, no respondí, solo pensé lo atrás que me quedaba ese razonamiento, como explicas a alguien que ha hipotecado su bienestar por amor los próximo dieciocho años, la belleza de un atardecer sobre el mar Egeo, el olor que tiene la Havana o lo impresionante que resulta ver ballenas en libertad en el océano pacifico. No puedes y la verdad es que ni quiero intentarlo. Mi camino me ha conducido al punto en el que estoy, en el que no tengo prisa pero si objetivos que no distan del resto de los humanos pero antes de alcanzarlos, he decicido disfrutar el camino.
Es curioso como el tiempo te da entre otras virtudes la de verte a ti misma como otra persona. Siempre me he sentido orgullosa de ser como soy, siempre, siempre la verdad puede que no, pero sí la mayor parte del tiempo. Sin embargo, me siento totalmente distinta hoy que hace cinco años y ya no te cuento si me remonto ha hace diez.
Entonces me sorprendo cuando me encuentro con alguien de mi pasado que me recuerda algo que hice, dije o pensé como si hoy en día aun fuese así.
Soy la única que cree que ha evolucionado. Supongo que todo va en función de las experiencias que vayas acumulando en el camino. Pensar que alguien va a terminar mal solo porque en el colegio hiciera el payaso, lo hemos hecho todos, con los años ese payaso es un licenciado que tiene trabajo y de lo suyo. Simplemente porque un día aprendió de sus errores y acertó en sus decisiones.
Hubo una época en que yo iba al colegio solo a calentar la silla, sé que  mucha gente aun me recuerda así. A día de hoy, no soy licenciada, sigo siendo algo payasa pero puedo perdonarme haberme perdido en el tiempo porque sé, que lo que no hice en su día fue porque no me dio la gana y decidí dedicar mi tiempo a otras cosas que en ese momento a mi me parecían importantes.
No todo el mundo tiene la capacidad de aprender de lo vivido, sobretodo si no asume la responsabilidad de sus actos, pensar que la culpa es de otros, victimizarse e incluso lapidarse en exceso es negativo.
Mirarte desde fuera, se objetiva contigo, observa tus actos, visualiza los resultados, premiarte un poco y fustigr te lo justo pero aprende porque si las cosas pasan siempre hay un porque.


domingo, 19 de febrero de 2012

Por continuar

Es increíble lo mucho que me esta costando continuar con este blog, hay días que empiezo a escribir motivada e inspirada por algo que me ha pasado durante ese día, lo malo es que cuando he terminado,  me doy cuenta que todo lo que he escrito es producto de una pataleta. Parece que hay épocas en las que solo sabes quejarte de las cosas.
Y es normal que en los tiempos que vivimos nos pasemos el día quejandonos. Todo el mundo habla de la crisis, a todo el mundo de una manera u otra le esta afectando, el ir por la calle y conversar con la gente se ha convertido en un saco de lamentaciones. Yo soy la primera que se une a estas conversaciones catastrofistas y al final de ellas siempre me pregunto ¿que estas haciendo para cambiar las cosas? La respuesta es nada. También pienso ¿Que puedo hacer yo? ¿Que podemos hacer todos?
Esperar a que alguien de ese primer paso, se convierte en una trampa. Son innumerables las veces que he dado la cara ante una situación molesta y al final me he visto sola. La gente presume de ser fiel, pero realmente se olvida que lo importante es ser leal.
No es recriminable, cada uno es como es, hay quien de bien pequeño solo piensa en él y en salvar su culo, los hay como yo que después de innumerables palos llegamos a la conclusión que al menos hemos de intentándolo. Pero hacer ese cambio, cosa que las personas que te conocen no están acostumbradas, te convierte en la mala.
Voy a pasar de hablar más del tema que tengo que ser más egoísta,pensar más en mi...bla,bla,bla, cosa que no quiere decir que me convierta en mala persona, aunque tampoco me iría mal, porque ese tema ya... como que me aburre, hasta el próximo berrinche que me dé. Vamos a pensar que tengo la lección aprendida y me he hecho mayor.
Bueno cambiando de tema hace un momento he comentado algo así por encima, la diferencia en ser fiel y leal. Es algo que alguna vez he comentado con mis amigas y realmente creo en la importancia que tiene saber diferenciarlas.
Yo no puedo prometerle a nadie ser le fiel, no sé las tentaciones que hay por el camino ¿En que consiste ser infiel? Ser infiel a tu pareja es solo que te acuestes con otro, un beso en la boca o simplemente que veas a un tío bueno por la calle y dejes volar tu imaginación. Sea la manera que sea es algo que si alguien me quiere jamás me ha de contar si me ha sido infiel en cualquiera de sus categorías, no seria mentir, seria omitir, ya si te pillan es otra cosa. Obviamente me destrozaría, pero no veo imposible superarlo.
Y cuando la persona que esta a tu lado, la que se supone que a elegido a tu lado, no esta. Eso, no se puede superar, no pasa de un día para otro va pasando poco a poco, hasta que te das cuenta que estas completamente sola. Puede parecer una tontería, pero es muy distinto estar sola y sentirse sola. No consiste en algo físico, no necesitas ver a una persona todos los días para saber que esta ahí. Es algo más allá, la preocupación de saber que le importas, que piensa en ti. Saber que cuando las cosas van bien esta a tu lado pero cuando las cosas van peor se aferra más a ti.
Puede parecer y es una versión muy romántica de la lealtad, pero al menos es la mía del Si para toda la vida. Aunque la lealtad es uno del los valores más importantes para mi en la pareja, puede ser extrapolada a todas las relaciones que mantenemos con las personas, como la familia y los amigos. Cuando la familia no te es leal, sueles decir que es familia y la aceptas porque es la que te ha tocado, aunque tampoco quiero decir que sea mi caso.
Pero los amigos... solo se pueden llamar amigos cuando te demostrado la lealtad. Todos tenemos muchisimos conocidos, amigos con los que te pegas grandes fiestas, personas que te aprecian porque eres una tía guay y autentica pero cuantos de esos amigos te sacan de la cama y te dan candela cuando la mereces. De esos se tienen bien pocos, hay personas que no cuentan con nadie. Esto me recuerda a mi excompañero de piso que me decía de no fiarme de las personas que no tienen amigos y valoraba en mi la relacion que tenia con mis amigas. Quizás en esa época no lo entendía del todo, ahora lo entiendo perfectamente, me he encontrado personas que estaban solas y el tiempo me demostro que claramente no eran de fiar, solo sé que si puedo decir que tengo unas poquitas y buenas leales amigas y en parte si las tengo es porque yo también les soy leal a ellas.

sábado, 21 de enero de 2012

Hola ¿Que tal?

Hola ¿Que tal? De nuevo estoy aquí con mis petoniadas, a lo Bridget Jones, según dicen mis amigas, yo me siento más identificada con la Carry de sexo en Nueva York. Todas ellas personajes de ficción, que describen la vida de una treintanera soltera a la perfección.
A los veinte te crees que te comes el mundo. La mayoría de mis amigas, al igual que yo, fue durante la veintena cuando nos independizamos de nuestros padres, nos fuimos a vivir con nuestras parejas. Nuestras conversaciones en aquella época, totalmente adultas y equilibradas, la decoración de tu casa, problemas de convivencia,  poco tenían que ver con las neuras que manifestamos a los treinta. Posiblemente porque antes de llegar a la treintena, nuestras vidas, totalmente equilibradas, se fueron a la mierda. Se habían convertido en eso, una mierda que no nos hacían felices.
De pequeña te cuentan el cuento del príncipe azul, ese que mata dragones por ti, el mismo que se supone estará toda la vida. La realidad es que no hay príncipes, ni puñetas y tu tampoco eres una princesa. Y te ves antes de cumplir los treinta afrontando una separación y una nueva vida.
Lo primero que haces es intentarte encontrar a ti misma, te haces miles de preguntas, a ti y a tus amigas, de nuevo vuelves a tener astronómicas facturas de teléfono, ahora con los nuevos tiempos whatsapp a todas horas. Retomas salidas nocturnas, viajes con amigas y conoces a muchisima gente. Todo eso se convierte en tu rutina.
Podemos decir que a los treinta sueles tener tu vida controlada, tienes un trabajo, dinero, coche, sabes lo que quieres pero estas soltera.
Las que tienen pareja te dicen que el amor no se busca te encuentra. Vale muy bien, tu que eres tan feliz que te va todo de puta madre porque tienes pareja ¿eso da la felicidad? pequeña... la felicidad viene de una, preguntarte que te hace feliz a ti y no me llames dependiente, a mi que vivo sola, hago lo que quiero y controlo mi vida sin depender de nadie.
La vida de la soltera solo es comprendida en parte por otra soltera o por amigas casadas con un pasado. Porque la mayoría que tienen pareja ven tus reacciones como falta de madurez o que no sabes lo que quieres en la vida. Cuando una se ilusiona siente lo mismo a los quince que a los cuarenta, la sensación es la misma. No depende de la edad que te duela menos que te rompan el corazón, al contrario, duele más porque te culpas que te ha vuelto a pasar. La única diferencia es como no es la primera vez, lo afrontas con más deportividad. En teoría, no hablo por mi. A  mi, la verdad, no me da la gana de disimular mis sentimientos, si estoy ilusionada o decepcionada ni quiero ni puedo disimularlo porque es eso lo que me hace saber que estoy viva.
Y como soltera, no entiendo a los hombres solteros, en eso ves, si que fallo, las reglas de la seducción me las paso por el arco del triunfo, cuando quiero algo ¡Lo quiero ya! me molestan esas tonterías de esperar llamadas, no las entiendo. Resulta que el hombre es el que te tiene que conquistar... y si follas la primera noche malo, si le llamas peor, porque resulta que ellos piensan que te tienen en el bote, si ellos supieran... Es en ese momento cuando te quejas de estas movidas, viene esa amiga casada y te dice "Sonia, cuando el amor llega, todo sale solo", vale, aceptamos barco como animal acuático. Pero entonces me pregunto soy yo la que no se entera de la historia o ellos que se montan películas en 3D.
Nos quedamos estancados en determinandos roles, cuando una mujer soltera sale con chicos, se suele decir que no sabe lo que quiere, tiene incluso que oír que todo le vale. ¡Muy fuerte! Juzgar es gratis, señores. Es que no sabes estar sola, estas buscando el amor. Lo que tu me digas, me divierto, siento y padezco. Conozco gente y vivo mi momento, no pierdo ni gano tiempo porque no me voy a ningún lado. Como estoy soltera lo que tengo que hacer es esperar a que el amor verdadero llame a mi puerta. No te encierres en casa, no... sal y disfruta del campo y las flores. Y en el momento menos pensado aparecerá.... cuando tu no busques el te llamara. ¿Que estoy buscando yo? Si alguien me lo explica quizás lo encuentre.
Soltera y a los treinta, otro rol, o eres una tía super segura de ti misma o estas buscando desesperadamente un hombre. Pues ese rol me lo paso también por el arco donde me pasaba las reglas.
Hoy supongo que estoy negativa, estoy cansada de ser juzgada no me da la gana seguir justificandome ante las impresiones de nadie. He pasado una temporada que decidí no salir de casa, porque no me daba la gana, no me apetecía y punto. No quería decir que estuviera triste, simplemente fue una época en la que decidí que basta, ahora de nuevo me apunto a un bombardeo ¿Busco algo? Pues si, me encuentro a mi misma, de hecho hace tiempo que me he encontrado y me siento de puta madre para consentir más tonterías. Eso si que es realmente perder el tiempo, invertirlo en aquello que te da mal rollo.
No tengo muy claro de que va esto hoy, he empezado a escribir sensaciones y nuevamente me siento justificandome de ser como soy, por ir a mi rollo y con mis normas, por quereme a mi manera, por tener un concepto distinto de orgullo, por decir que estoy cansada de estar sola, en lugar de decir la frase que sola estoy genial y  lo estoy porque quiero y cualquiera no me vale. Las dos frases son verdad por igual y totalmente compatibles.
Y si, hoy estoy enfadada conmigo, he  da justificaciones a las impresiones que tienen otros. Permitiendo que ese rol que se de sobras que no va conmigo, como no van conmigo la mayoría de los rols, incluso me lo haya podido creer yo. Que fácil resulta opinar de otros en lugar de mirar hacia dentro. La historia esta en que una vez identificado el problema no consentirlo más.

miércoles, 11 de enero de 2012

A Contento.

Si alguna vez habías leído mi blog, nada de lo que expresare hoy tiene que ver con publicaciones anteriores y posiblemente nada de lo que escriba hoy tenga que ver con nada de las futuras. Hoy sera distinto, en realidad hace un año que todo es distinto y necesito hacer un alto en el camino.
Nunca he tenido reparos en hablar de sentimientos o vivencias mías porque siempre he pensado que en esta vida no tengo nada de que esconderme. La importancia se la dan los otros, yo simplemente me dedico a ir tirando que no es poco.
El caso es que hay algo de lo que no puedo hablar porque no me siento digna a hacerlo, los que estaban conmigo hace un año sabrán a que me refiero. Hace un año perdí a alguien muy importante y muy joven que lucho lo inimaginable contra una enfermedad llamada cancer.
No me siento digna a hablar de dolor, ni sentir rabia porque yo estoy aquí quejandome de tonterías, mientras él, no ha tendido la oportunidad de vivirlas; como tampoco me siento digna ante una madre que lucho con su hijo hasta el ultimo suspiro, que puedes decir ante personas tan increíbles.
Una vez escribí sobre una deuda que tengo pendiente esa deuda es única y exclusivamente con él, no puedo quejarme, no puedo tirar la toalla, deprimirme o decir que nada valió la pena, no soy digna de hacerlo, tengo esa oportunidad que el no ha tenido y la tengo sin tener que luchar y sin conocer el miedo.
Erróneamente me he pasado un año intentando vivir deprisa, como si así, no me diera tiempo a pensar, sintiéndome cada vez mas indigna de poder hablar de él.
Ha llegado el día que hable de él, jamás le dije lo que le quería porque creía que se suponía que lo sabía, le quería y le sigo queriendo, nuca le dije que era una de las personas más inteligentes que conocía y me sentía muy orgullosa de él. Me enseño el significado de la palabra valentía. Este es mi tributo a aquel que un día cuando las cosas iban mal cambio su apellido por Contento.
Me ha costado un año entenderlo, no consistía en vivir deprisa, consistía en vivir el momento, es algo que todos decimos que hacemos pero rara vez lo ponemos en práctica.
Yo no puedo hacer otra cosa que prometer a mi pequeño que no volveré a fallarle, soy víctima de su ausencia, soy discípula de su legado.