Se dice que la inspiración nace de dentro y cuando el creador esta melancólico, herido, triste o simplemente un poco borracho, su ingenio se agudiza. Solo los verdaderos genios son capaces de transmitir sentimientos en cualquier momento indistintamente de cual sea su estado de animo.
Yo, soy una simple aficionada, no puedo negarlo y solo escribo cuando me mueve algo. Aunque he aprendido la lección, ya no hablo explícitamente de aquello que me trastorna y utilizo aquella sensibilidad para dar salida a otras cosas que no se apreciar en otros momentos. Como es ahora el caso.
Hace aproximadamente unos seis meses escribí una entrada de las que más orgullosa me he sentido desde que inicie esta pagina. No sé si la recodáis, se llamaba "Cambio". Ciertamente en esos momentos empecé una serie de cambios en mi vida que me daban bastante respeto. Sentía miedo al principio pero decidí dejarme llevar. Casi lo conseguí y llegué a disfrutar de ellos. Pero de repente llega un momento en el que el cambio ya esta terminado y estar acomodado no es suficiente, entonces entra la evolución.
¿Ha que llamo yo evolución? El cambió ya se ha producido, nos hemos adaptado y acostumbrado a el, eso tiene claramente unas consecuencias, es el momento de evaluarlas. Supongo que la evaluación es fácil, solo tengo que ver si me siento mejor o peor que hace seis meses. La verdad es que no sé la respuesta, lo que sí sé es que soy distinta. Yo realmente no he cambiado, sigo siendo Sònia Petònia. La que habla por los codos, la que se despista con cualquier cosa, la que canta a todas horas aunque lo haga fatal, la que tiene ese pronto tan malo y la que tiene una difícil relación con su GPS, esa soy yo. Bueno soy muchas más cosas y mucho mejores que estas pero estas son las primeras que se me han ocurrido que en estos seis meses no han cambiado, ni evolucionado y salvo mi relación con el GPS, cuando me compre otro mejor, no creo que nunca cambien.
Aun así sigo sintiéndome distinta, mejor dicho me veo de otra manera. Si bien empezaba a aceptarme con todos mis miedos, ahora sé la fuerza que tengo. He aprendido que mi genio sale cuando me siento herida, me defiendo y me protejo; que hablo porque me gusta la gente, que hay gente que necesita que le hable, esa misma gente que me escucha y me recoge cuando necesito hablar. Que me gusta cantar porque la música me da vida y tengo mucha energía y me despisto porque no soy ajena a lo que sucede a mi alrededor.
¿Valió la pena el cambio? Yo estoy segura que sí, puede todo haya ido genial o que el resultado no fuera el esperado, el que yo me proponía o por el cual me había ilusionado. Pero la evolución esa es la parte realmente importante, aquella que te abre la puerta a otro cambio o otra oportunidad, que no tiene que empezar hoy, ni mañana, todo llega en su momento pero te recuerda que siempre valió la pena haberlo intentado y si se da el caso valdrá la pena volverlo a intentar.
Hace aproximadamente unos seis meses escribí una entrada de las que más orgullosa me he sentido desde que inicie esta pagina. No sé si la recodáis, se llamaba "Cambio". Ciertamente en esos momentos empecé una serie de cambios en mi vida que me daban bastante respeto. Sentía miedo al principio pero decidí dejarme llevar. Casi lo conseguí y llegué a disfrutar de ellos. Pero de repente llega un momento en el que el cambio ya esta terminado y estar acomodado no es suficiente, entonces entra la evolución.
¿Ha que llamo yo evolución? El cambió ya se ha producido, nos hemos adaptado y acostumbrado a el, eso tiene claramente unas consecuencias, es el momento de evaluarlas. Supongo que la evaluación es fácil, solo tengo que ver si me siento mejor o peor que hace seis meses. La verdad es que no sé la respuesta, lo que sí sé es que soy distinta. Yo realmente no he cambiado, sigo siendo Sònia Petònia. La que habla por los codos, la que se despista con cualquier cosa, la que canta a todas horas aunque lo haga fatal, la que tiene ese pronto tan malo y la que tiene una difícil relación con su GPS, esa soy yo. Bueno soy muchas más cosas y mucho mejores que estas pero estas son las primeras que se me han ocurrido que en estos seis meses no han cambiado, ni evolucionado y salvo mi relación con el GPS, cuando me compre otro mejor, no creo que nunca cambien.
Aun así sigo sintiéndome distinta, mejor dicho me veo de otra manera. Si bien empezaba a aceptarme con todos mis miedos, ahora sé la fuerza que tengo. He aprendido que mi genio sale cuando me siento herida, me defiendo y me protejo; que hablo porque me gusta la gente, que hay gente que necesita que le hable, esa misma gente que me escucha y me recoge cuando necesito hablar. Que me gusta cantar porque la música me da vida y tengo mucha energía y me despisto porque no soy ajena a lo que sucede a mi alrededor.
¿Valió la pena el cambio? Yo estoy segura que sí, puede todo haya ido genial o que el resultado no fuera el esperado, el que yo me proponía o por el cual me había ilusionado. Pero la evolución esa es la parte realmente importante, aquella que te abre la puerta a otro cambio o otra oportunidad, que no tiene que empezar hoy, ni mañana, todo llega en su momento pero te recuerda que siempre valió la pena haberlo intentado y si se da el caso valdrá la pena volverlo a intentar.
Excepcional reflexión, Sonia.
ResponderEliminarEspero, y deseo, que sigas "hablando por los codos" y que nunca calles.
Un abrazo!
Suso
PD: Yo también escribo y soy administrador en un par de blogs (uno israelí y otro español) de contenido judío y sionista desde varios años.